La alegría de ser uno más
Convertirme en madre ha sido una de las experiencias más maravillosas que me ha pasado en mi vida. La relación conmigo misma ha mejorado, el amor con mi marido ha crecido y la relación con mi hija es lo que más feliz me hace en este mundo. Y no os voy a mentir, no hay palabras que puedan expresar la alegría tan inmensa que se siente cuando uno se convierte en padre por primera vez en la vida. Muchas cosas que no tenían sentido cobran sentido por primera vez. El mundo da un vuelco y cosas que antes importaban… ahora ya no. Y no hay NADA en este mundo que ponga las cosas en perspectiva como un hijo.
Sin embargo, esta no es la única realidad de la maternidad. La maternidad es un cambio enorme en tu vida. Pasas de ser tú y tu pareja a ser tres. A tener una persona que depende de ti las 24 horas. Y no es fácil. Porqué los bebés no se cogerán al pecho a la primera. La leche, no te subirá el primer día. Habrá llanto. Habrá miedos. Habrá muchas dudas que saldrán y que incluso te avergüenza sentirlas.
Habrá momentos duros. Tal vez, tu bebé puede tener cólicos y, pese saber que tu bebé está bien, te sentirás impotente al no saber calmarlo. Te llegarás a sentir mala madre.
Pero la realidad es, que todas hemos pasado por ello. Que no eres la primera y no serás la última. Y que, si tienes más hijos, probablemente no será la última vez que lo sientas. Porqué cada nuevo hijo, es una nueva duda. Es un nuevo miedo. Porque cuando ya te has acostumbrado a uno… luego te planteas tener dos y te vuelves a preguntar si lo sabrás hacer bien. Si podrás. Si encontrarás el equilibrio.
Porqué en definitiva, como el dolor del parto, lo que no es tan bonito… lo olvidamos. Y solo recordamos aquello que hace que ser madre sea tan especial: ese primer suspiro, esa carita que te hace morir de amor, ese olor… y su mirada de hoy, sus risas, sus travesuras, sus abrazos, sus besos que te mojan la cara. Habrá momentos duros… porqué los habrá. Pero sin duda, solo recordarás la alegría de ser uno más.