Lo mejor y lo peor de las personas en el confinamiento por Covid 19

Si señores, hoy venimos con nuevas reflexiones sobre el confinamiento. Y, como cada semana, hoy plasmo en estas líneas reflexiones que me he hecho a lo largo de estos días. No son una verdad absoluta. Para nada. Tampoco pretenden serlo.  Solo dejo plasmado mi visión a lo largo de estas semanas que van pasando y entiendo que habrá aspectos con los que puedas compartir tu opinión conmigo y otros con los que no.

Una de las cosas que más he estado reflexionando estos días es que estos momentos de crisis sacan a relucir “lo mejor y lo peor de las personas”. Y esto es así. Es una realidad.

Hemos visto como empresas como Baby suite han empezado a sacar contenido de calidad de mantenimiento deportivo para embarazadas de forma totalmente gratuita. Hemos visto como Green corners daba punto y a parte a su producción para producir mascarillas. Como otras mompreneurs como Minishuu daban un % de sus ventas a proyectos de ayuda al coronavirus. Y nosotros también hemos producido mascarillas para el hospital local dónde nos encontramos.

La comunidad virtual se ha llenado de propuestas de entretenimiento para adultos y para niños. Las grandes editoriales compartiendo sus revistas virtuales gratuitamente. Se han mostrado grandes señales de solidaridad. Amigos que conocemos que alegran la hora del vermut a todos sus vecinos con canciones “de terraza”.  Y esto es maravilloso. Esto te hace alegrar el corazón.

La alegría virtual se comparte y corre se extiende por todo el mundo. Pero, ¿sabes qué me ha llamado la atención? Que la globalización es real y muy bonita cuando todo va bien. Pero cuando las cosas van mal… ¿dónde miramos? A casa. Me explico. La mayoría de los proyectos de donaciones solidarias que se han llevado a cabo, se han realizado en proyectos cercanos. Es decir, nosotros, hemos donado mascarillas al hospital de nuestra zona. Primero porqué es dónde estamos físicamente y es dónde podemos colaborar. Pero lo mismo pasa con grandes donaciones. Amancio Ortega, uno de los hombres más ricos del mundo, ¿a qué país a donado sus esfuerzos? España. Y no es una crítica, porqué para mi es lo más normal. Porqué en realidad dónde vivimos es dónde tenemos nuestras raíces, dónde conocemos a la mayor parte de gente, es, en realidad, lo que nos importa y dónde queremos ayudar. Pero, no hay que olvidar que esto es una crisis GLOBAL. Que afecta a todo el mundo. Y las soluciones, probablemente van a tener que ser globales. ¿Vamos a ser capaces de gestionar nuestros instintos más profundos para tener una visión global? No lo sé. No sé ni si el ser humano es capaz de hacerlo, instintivamente hablando. ¿vosotros qué creéis?

Otro comportamiento humano que me ha entristecido estos días han sido los vídeos que han corrido por las redes dónde todo un vecindario insultaba a alguien por la calle porqué se creían que “se estaba saltando el confinamiento”. O la situación que se ha llegado dónde los propios vecinos llaman para denunciar a otros vecinos. ¿Sabéis a qué me recuerda? A la guerra civil. Mi trabajo final de bachillerato fue una recopilación de experiencias de gente mayor que había vivido la guerra civil, dónde me contaban su experiencia en esta época. Y, ¿sabes que es lo qué más remarcaban? Que había una guerra entre vecinos. Que entre ellos se denunciaban a las partes opuestas, y muchas veces era porqué entre ellos no se caían bien (sin fundamento de denuncia). Pues en esta situación estoy reviviendo este sentimiento. ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué es esto? ¿De verdad sentimos necesidad de gritar a una mamá/papá que sale con un niño? ¿no podemos respetar que tal vez ese niño tiene una necesidad imperiosa para salir después de estar SEMANAS ENCERRADO? ¿De verdad tiene que ir con un pañuelo azul para que sepa que él es diferente?

Esta ha sido una de las reacciones de la población que más me ha decepcionado. He escuchado sobre casos de niños autistas que les insultan por la calle, niños con TDAH, adultos que TIENEN que caminar debido a su tratamiento contra el cáncer… todos ellos INSULTADOS POR LAS CALLES POR SUS PROPIOS VECINOS. Denunciados. Y que cuando la policía llega a ellos, sin duda alguna, les da la razón y les ofrece ayuda si necesitan algo mientras siguen caminando entre insultos. Porqué no. Para mí no está justificado esta poca empatía. Hay que ser empático, hay que ser racional. 

Y hasta aquí nuestra reflexión de hoy. Gracias por estar aquí. Gracias por leerme y, si queréis compartir cualquier reflexión lo podéis hacer en mi cuenta de Instagram o Facebook.

Muchos ánimos familias. Un fuerte abrazo.

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