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Un cólico del lactante mal entendido

Un cólico del lactante mal entendido

¿Los cólicos pueden afectar a tu hijo para toda la vida? ¿O es algo más que cólicos?
Chauni Brusie, una blogger en Romper nos cuenta su experiencia con los cólicos de su hija. Su historia no nos deja indiferentes porqué da que pensar.



Muchas veces, ponemos en el saco de cólicos muchas dolencias que, en realidad, no lo son. Por ejemplo, cuando un bebé sufre de gases, habitualmente se calma de forma más sencilla y no es un llanto tan desesperado. Con tan solo la aplicación de calor en la zona abdominal tenemos el problema resuelto. Sin embargo, cuando hay un problema de cólicos, el bebé necesita un gran apoyo emocional para conseguir tranquilizarse. Sin la aplicación del Método Kusi Wawa entero, no sería posible conseguir relajar al pequeño. Porque, tanto la parte física y emocional son cruciales a la hora de resolver la situación.

Sin embargo, hay otras situaciones que todavía son más complicadas. Y, es que, cuando son tan pequeños los recién nacidos hay pocas cosas que podamos hacer. De hecho, es poco recomendable intervenir en un bebé menor de tres meses. Es por eso, que en seguida se habla de cólicos; pero a veces se trata de otros casos más extremos.

De hecho, tuve la desdicha de trabajar personalmente con una mamá que sufrió el mismo caso que Chauni Brusie explica en su artículo. Una niña preciosa, que subía de peso muy bien… pero en cada toma devolvía gran cantidad de leche y lloraba de forma desesperada. Las mismas señales que aportaba el bebé ya nos conducían a pensar que ésta no tenía realmente cólicos. Porqué los cólicos se desarrollan en momentos concretos del día (usualmente por la tarde/noche), pero nunca relacionados con el momento de comer. Además, éstos no afectan en el desarrollo de la comida. Es decir, el hecho de que el bebé devolviese la comida era una señal que probablemente tenía una condición de reflujo o acidez. Cuando tenía ya 4 meses y seguía con el llanto desesperado, la madre la llevó a hacerse las pruebas internas necesarias para ver qué estaba pasando (pruebas que hasta ese momento no podía realizarse porqué era demasiado pequeña). Desafortunadamente, le encontraron que la puerta del estómago no estaba cerrando bien y la niña sufría de una horrible acidez que la hacía sufrir cada vez que comía.

De hecho, nos atrevemos a decir que un bebé que sufre de cólicos no tiene por qué tener consecuencias negativas de salud en el futuro. Es una condición que tiene gran parte emocional y, tan solo con tratar las necesidades del bebé puedes ayudarle a superar esta etapa. Pero, si tu pequeño o pequeña no acaba de mejorar. Si no reacciona a los estímulos emocionales. Probablemente tenga una condición física mayor que el cólico y es muy importante visitar a tu pediatra.

Pero, tal y como nos explica Brusie en su artículo, es importante primero tratar el síntoma siguiendo tu instinto maternal. Trata a ver si puedes ayudar a tu pequeño de forma natural sin necesidad de intrusiones más agresivas. Cuando nacen son tan pequeños que, cualquier cosa puede complicarse de forma rapidísima. Lo más habitual es que tenga una dolencia menor como gases o cólicos. Estudia a ver si es esto, descarta la posibilidad. Si el pequeño no responde, es momento de pensar más allá. Siempre del lado de tu pediatra.

Para leer la experiencia de Brusie, visita el artículo en Romper:
https://www.romper.com/p/my-baby-had-colic-its-affected-her-health-forever-13330

http://www.kusiwawa.com/

Publicado por:

23/07/2016

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